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La vida en la tierra fue posible por la energía, y por un uso desaforado de la energía la especie humana está en peligro

La energía de hace 4.600 millones de años, las fermentaciones, la fotosíntesis, nuestro sistema respiratorio, y nuestra posible destrucción.

El concepto de Cornucopiana lo introdujo el primer día del Curso de Verano Mar Rubio. Se mostraba optimista porque fundamentalmente cree en la ciencia y en las posibilidades de las nuevas tecnologías para seguir creciendo. En el debate del tercer día se recogió la semilla y hubo opiniones muy diversas.


Joaquín Sevilla creía que no hay más remedio que cambiar el modo de vida, por lo menos un decrecimiento parcial y vivir más despacio. Mantener una temperatura constante sin tener las mínimas sensaciones de frio o calor no vale. “Hay que vivir más cerca de la naturaleza y con menos eficiencia por hora producida”.


Ambrosio Liceaga se mostraba más pesimista “la gente no va a renunciar a sus cosas y va a trasladar a la siguiente generación el problema. El impacto ecológico puede ser terrorífico. Estaremos tan fascinados por la tecnología y nuestros juguetes que dejaremos el problema para el futuro”.


La escritora Noemi González que expuso cómo se conoce y se aguanta la contaminación en las zonas mineras decía que hay que crecer de otra manera, pero entendiendo las dificultades que el mundo rico puede tener a la hora de plantear a los países emergentes que no hagan lo que él antes ha hecho antes durante años y años. ”En China es bueno que haya crecido tanto la clase media, pero sabemos que conlleva un incremento de consumismo y las consecuencias que los países ricos quieren evitar”.


Teresa Valdés –Solís prefería creer en las leyes que nos van a obligar a cambiar de actitudes, como la restricción del uso de vehículo particular en el centro de las ciudades. La movilidad va a cambiar sustancialmente en todos los lugares. De paso recordaba que hay soluciones tecnológicas que se proponen desde un punto de vista demasiado masculino cuando por ejemplo hablamos de la tecnología aplicada para cocinar. Decisiones que complican mucho la necesaria transición

¿Se puede extraer energía de las heces humanas?


Fue la primera pregunta que se planteó en uno de los debates del curso que abarcó los flujos de energía en el origen de la vida, hasta la energía que necesita el ser humano.
Miren Bego Urrutia fue la que contestó que por poder sí, pero la raza humana es muy eficiente y aprovecha todo del alimento. Más de un 95%. 


Las plantas en situaciones de estrés adoptan dos posturas diferentes. En la época más desfavorable perduran en forma de semilla y cuando no pueden evitar esa situación de estrés echan mano de los antioxidantes según explicaba Rakel Esteban.


La energía de la fermentación que se obtiene en la elaboración de productos como el yogur, la sidra o la cerveza ¿se aprovecha para más cosas? Esa energía decía Unai Ugalde, ese calor se usa para crecer en la propia producción y en algunos casos, como es la levadura de cerveza como subproducto como nutriente para el ganado.


¿Y es factible la versión del origen alienígena de la vida en la tierra? Carlos Briones, docto en el tema era tajante al afirmar que no hay ninguna prueba de ello. La teoría de la Panspermia que se ha demostrado sólo en una parte. La panspermia molecular que viajó en los meteoritos. De ahí a que hayan viajado microorganismos y hayan inseminado la tierra…no hay ninguna evidencia. Es posible, pero no tenemos evidencias.

La naturaleza tiene resuelto su problema de energía con sus mecanismos de fotosíntesis y distintos procesos bioquímicos. ¿caben biopilas o fotosíntesis sintéticas? Rakel Esteban recordaba que se están haciendo intentos para imitar  la fotosíntesis natural pero no se ha conseguido. Carlos Briones era taxativo: la naturaleza nos gana. Somos producto de 3.500 millones de años de evolución. Todo el proceso metabólico que se ha ido desarrollando ha extraído toda la energía posible de las moléculas. Salvo que pudiéramos imitar perfectamente a la naturaleza, la tecnología difícilmente puede llegar al mismo rendimiento. Podemos hacer hojas, fotosíntesis sintéticas  gigantes pero creo que nunca llegaremos a lo que hace la naturaleza. Unai Ugalde nos recordaba que la naturaleza se autoconstruye y lograr su eficacia difícilmente lo lograremos.
Las plantas en su fotosíntesis alcanzan un 90 % de rendimiento energético y las células fotovoltaicas han llegado a un 25%.

Longevidad de las especies.


Los reptiles que parece que viven más parece que no se debe a su vida más lenta y de menos consumo energético. Juan Ignacio Pérez Iglesias recordaba la teoría en boga que relaciona una vida larga a una menor ingesta, pero a su juicio la realidad es mucho más compleja. ”Me resulta llamativo que  las aves son más longevas que los mamíferos del mismo tamaño. Parece que la vida por encima del suelo es más segura porque la depredan menos. Pero el hecho de que tiendan a vivir más puede obedecer a un factor que evolutivamente te compensa vivir más”. La longevidad no es un objetivo en sí mismo, lo es la reproducción. Hay estrategias de especie para vivir poco. 
La polémica la ponía encima del debate Ignacio Pérez Iglesias al afirmar que la especie humana. “Vivimos mucho más de lo que nos corresponde. Nuestros ancestros de hace 150.000 años ya vivían mucho. En el paleolítico la longevidad del homo sapiens- no lo tengo tan claro en el homo erectus- una vez superados los 5 años ( que era el problema) podían llegar hasta los 75.


Fueron muchas las voces en contra de esta teoría recordando por ejemplo los datos de Atapuerca pero Pérez Iglesias aducía que el neolítico fue un desastre de enfermedades e infecciones que han perdurado y se han superado posteriormente por la ciencia. “Puedo haber leído de las fuentes equivocadas”

La energía en todas sus manifestaciones y momentos como el del origen de la tierra que Carlos Briones lo data hace 4.600 millones de años alrededor del sol recibiendo el impacto de un planeta parecido a marte en volumen (THEIA ) que produjo la formación de la luna. 


Desde hace unos 4.600 millones de años giraba en torno al sol con temperaturas altísimas, caída constante de meteoritos y cometas, y una actividad volcánica exagerada. El agua en fase de vapor con el enfriamiento se convierte en lluvia a lo largo de millones de años en un planeta lleno de energía. Una temperatura en torno a los 60-70 grados y una radiación solar entre 6 y 10 veces mayor en el rango ultravioleta y del 70% del actual en el rango visible. Muy poco oxígeno, pero con muchas fuentes de energía. 
Porque para el origen de la vida son necesarios el Carbono, agua y energía. Carlos Briones utilizaba la carta personal que Darwin escribió a un amigo, aunque no se atrevió a incluirla en su obra “El origen de las Especies” donde matizaba sus propias afirmaciones previas. “Si pudiéramos concebir una pequeña charca de agua templada que contuviera todas las sales de fósforo y amonio; luz, calor, electricidad…” ahí tendríamos la vida".


En las primeras reflexiones del origen de la vida ya se habla de luz, calor y electricidad. La energía está presente en todos los experimentos que se han hecho sobre el origen de la vida. Y tras ellos se ha constatado que lo que “es fundamental para el origen de la vida es la replicación del material genético, el metabolismo (red de reacciones de materia y energía para construir moléculas del propio ser vivo) y el compartimento que individualiza al ser vivo”.


Carlos Briones  presentó el video realizado por el CSIC  @CsicLifehub https://twitter.com/CSIC/status/1540403495009918982 en donde la explicación del proceso que nos ha traído como especie humana hasta aquí resulta más atractiva.

Unai Ugalde hablando de una de las piezas fundamentales para la vida como son las rutas metabólicas dejaba claro que las fermentaciones sin oxígeno, son las primeras, las más antiguas de las que han llegado hasta aquí. En la evolución puede que hayan existido, pero no nos han llegado. Las que conocemos son compatibles en todos los organismos, desde un cachalote hasta una bacteria. Tras ese diluvio de millones de años y haberse conformado las charcas de Darwin, llenas de sustancias químicas con reacciones aleatorias que van normalizándose en un patrón.  Reacciones acopladas a otras reacciones “Es como una cascada donde se libera energía al caer el agua y para recogerla pones una rueda o una turbina que en parte la gasta convertida en trabajo y la otra la almacena para generar vida. Eso hace 3.800 millones de años cuando no había oxígeno para obtener oxidaciones parciales y obtener energía.

Estas reacciones, explicaba Unai Ugalde, se conservan en los Humanos cuando un corredor de élite tiene que hacer un esfuerzo de energía. Sus azúcares se consumen y se oxidan parcialmente originando ácido láctico y cansancio muscular en el atleta. Es la misma fermentación que se da en un yogur.
“Las fermentaciones son una cadena de reacciones que pueden convertirse en ácido láctico o en alcohol siempre con intención de mantener la célula viva. Se obtienen productos como el etanol, metanol en la fermentación de la sidra u otras en el proceso de elaboración del queso”.


Ahora que tenemos oxígeno en la tierra, al respirar hacemos una última reacción por oxidación. No va en paralelo. La respiración llegó después de la fermentación sin oxígeno.