Volver

Tenemos el desarrollo energético de los años 90, lo que hagamos ahora es lo que estará operativo en 2050

"El concepto amplio de sostenibilidad incluye la perdurabilidad en el tiempo” . En verano de 2020, en plena pandemia la UE estableció una estrategia para el uso del hidrógeno en una Europa climáticamente limpia y libre de emisiones en 2050, convirtiéndolo en uno de los vectores fundamentales. Los objetivos marcados establecían para 2024 6 GW instalados, 40 para el 2030 y para 2050 pasar de un 2% a un 14-15% del uso energético de la UE. Se contempla una inversión mínima de 180.000 millones que podría alcanzar hasta los 470.000 millones de Euros.

Datos que aporta Josu Aramburu responsable de sostenibilidad de SENER en el curso “Sostenibilidad, pymes y financiación” organizado por Elkargi.


Hay que tener en cuenta que la vida útil de las soluciones que se diseñan en materia de energía renovable es de 25 años por lo que “lo que hagamos estos próximos años, es lo que estará operativo en 2050 y tiene que sustituir a todas las energías que hemos estado desarrollando desde la década de los 90”.


Es muy importante el cómo se actúe en estos momentos. Los planes europeos contemplan una primera fase entre 2020-2025 con la instalación de 6 GW; el foco está puesto en ir introduciendo el hidrógeno de manera local en aquellos emplazamientos en los que actualmente ya se consume hidrógeno (es el caso de Petronor en Euskadi que consume hidrógeno gris a partir de combustibles fósiles), y aplicarlo también en el sector de la movilidad comenzado por flotas de vehículos, más lógico en autobuses y camiones con pilas de hidrógeno. Esto lógicamente obliga a un desarrollo en la instalación de hidrogeneras en el territorio.


En una segunda fase, a partir de 2030, la apuesta ya es muy potente: 40GW de electrolizadores. Lo que significa que hay que buscar nuevos usos al hidrógeno. Llegar a las industrias energéticamente intensivas para ayudarles a desarrollar las tecnologías que les permitan usar el hidrógeno como combustible. Industrias que necesitan hacer previamente pruebas, modificaciones en sus procesos, etc…prepararse para cuando el H2 llegue a su puerta.


Los Valles de Hidrógeno nacen geográficamente en los lugares donde se puede acumular demanda de hidrógeno suministrado en pequeñas redes de distribución. Estos valles están surgiendo en Asturias, el País Vasco, Navarra, Aragón, Cataluña (Corredor del Hidrógeno del Ebro) para un desarrollo más ambicioso enfocado no en el consumidor actual sino en el futuro.


El corredor vasco del hidrógeno está contemplado no sólo para soluciones de producción y consumo. Es una apuesta de desarrollo de tecnología.  Recuerda Josu Aramburu que “Para poder alimentar los 40GW de electrolizadores se necesitan entre 80 y 120 GW de solar y eólica para obtener hidrógeno verde, es decir se necesita desarrollar el vector de energías renovables; para captar nuevos consumidores de hidrógeno hay que desarrollar la tecnología a aplicar en movilidad y hay que facilitar a la industria el desarrollo tecnológico que va a necesitar en sus instalaciones para ser consumidores de hidrógeno”.


 Además de los usos urbanos, contempla la vía de los combustibles sintéticos obtenidos de la absorción de CO2 aplicando hidrógeno y así obtener queroseno, metanol o biodiesel que dan solución a la movilidad de difícil electrificación como pueden ser los aviones o los barcos.


Josu Aramburu aporta un dato muy significativo en el actual panorama. “Si hablamos de 40GW en 2030, actualmente la UE tiene una capacidad de generar 1 GW al año”. Hay que pensar también en la industria de producción de electrolizadores (que no tenemos aún en Euskadi y pocas en Europa), la industria auxiliar de purificación, filtrado, compresión, dispensación, etc. En definitiva, todo un mundo de tecnología a desarrollar, ya contemplado en la estrategia, para llegar a los objetivos marcados para 2030.


Optimista, Josu Aramburu está convencido de que en 2050 habrá soluciones tecnológicas de producción de hidrógeno que aún están investigándose en laboratorio, obteniendo hidrógeno de residuos, mediante el uso de aguas residuales o utilizando fuentes energéticas respetuosas con el medio ambiente, pero más eficientes que las actuales…todo ello contribuirá a reducir los costes de generación de H2 cuidando la sostenibilidad de nuestras soluciones. Cuestión fundamental porque frente al hidrógeno verde, el gris o el gas natural resultan aún mucho más baratos.


Ante los temores de una posible interferencia negativa de la guerra de Ucrania en este viaje, Josu Aramburu sigue siendo optimista teniendo en cuenta que este mayo de 2022 la UE aprobó el Plan REPowerEU (Plan para poner fin a la dependencia de la UE con respecto a los combustibles fósiles) en el que se habla de acelerar el hidrógeno y acelerar los objetivos para los biometanos. Echar mano nuevamente del carbón para frenar la independencia energética como está planteando Alemania es una opción. Nefasta para las emisiones, pero una opción, pero la industria no va a poder sustituir el gas natural por carbón. “La UE remarca en este sentido la necesidad de acelerar las soluciones de descarbonización de la energía que nos permitan ir sustituyendo el gas natural por soluciones que pasan por la electrificación y el hidrógeno. Es más, el camino trazado para 2025 y 2030 y en adelante se va a acelerar. El gas natural se va a desplazar antes”.


 Estamos en un momento de oportunidad y de riesgo para las empresas energéticas, las de gas natural, las petroquímicas… oportunidad porque va a haber nuevas soluciones que desarrollar, y un riesgo para las empresas que pretendan seguir haciendo las cosas como hasta ahora sin adaptarse. “El concepto amplio de sostenibilidad incluye la perdurabilidad en el tiempo”. Ser perdurable para una empresa es abrirse a los cambios que se están dando. “Es cierto que la ley nos va a obligar, pero es cierto que ese cambio es algo que se va a dar sí o sí. Si quieres avanzar, tienes que estar en ello”.


La taxonomía europea criticada últimamente por incluir el gas natural y la energía atómica como válidas en la transición energética de forma temporal para asegurar un límite de precios en la actual coyuntura, no deja de marcar las directrices para financiar el mercado energético hacia la energía verde, no a otras. “Transitoriamente habrá soluciones basadas en captura de C02, electrolisis mediante gas natural, pero el final pasa por el hidrógeno renovable”.